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miércoles, 16 de marzo de 2011

UNIFICACIÓN Y CONSIDERACIÓN COMO EMPRESAS DE CONTROL Y PREVENCIÓN DE PLAGAS

De todos es sabido que la primera imagen que se le viene a la mayoría de las personas de a pié cuando llaman a una Empresa de Control de Plagas, es la de un fumigador echando mucho líquido por todas partes, dejando fuerte olor a producto y un rastro de muerte y destrucción a su paso. Lo primero que debemos demostrar es que no somos "fumigadores", somos aplicadores de biocidas fitosanitarios, ganaderos, para la industria alimentaria o de uso ambiental.
Es por esto, que algunos como yo, que llevamos ya un tiempo en el sector, nos preguntamos el por qué no, al mismo tiempo que el personal de Control de Plagas nos actualizamos en conocimientos, técnicas,… no hay mayor esfuerzo de divulgación a las masas, para que conozcan realmente en qué consiste este trabajo; y se hable con mayor propiedad, sin por favor, pretender convertir a un ama de casa o a cualquiera en un experto.
A mi entender esta formación o divulgación es fundamental para alcanzar objetivos como minimizar la contaminación ambiental, riesgos por intoxicación, costes empresariales, cumplir con las normativas y legislación pertinente, todo ello dejando satisfechos al cliente.
Es necesario extender el concepto de empresa de control y prevención en lo que se refiere a plagas, y el uso de insecticidas y raticidas.
De unos meses para acá los legisladores se han empeñado en limitar el número de principios activos que se pueden utilizar. Para que todos lo entiendan, el principio activo, al igual que en la industria farmacéutica, es la sustancia que hace efecto (en nuestro caso, la que controla los insectos y roedores). Se amparan en algo tan loable como la contaminación ambiental, pero sin estudios ambientales que respalden esas medidas. Veo lógico la rotación de principios activos para evitar fenómenos de resistencias, muy frecuentes sobre todo entre los insectos; las cucarachas por ejemplo, tienen una estrategia reproductiva “r”, es decir, invierten su energía en tener muchos descendientes, aunque éstos tengan pocas posibilidades de supervivencia, ya que gracias a fenómenos de mutación genética natural aunque muchas cucarachas morirán cuando las sometemos a nuestros productos insecticidas, cabe la posibilidad de que alguna presente resistencia a ese producto y sobreviva; cuando ésta se reproduzca sus crías también serán inmunes al insecticida y en poco tiempo, no tendrá efecto en grandes poblaciones geográficas. Por este motivo, es imperante que al mismo tiempo que prohíben el uso de ciertos principios activos, estimulen a los fabricantes para encontrar nuevos principios que sean efectivos y que cumplan con la normativa de contaminación ambiental.
Como biólogo encuentro fascinante cómo una especie tan antigua como son las cucarachas, es capaz de adaptarse y evolucionar ante las adversidades; pero como profesional de control y prevención de plagas, entiendo que la pérdida de muchas batallas nos puede hacer desaparecer como un bien de salud pública, que es lo que somos.
Por otra parte, somos las empresas del sector las mayores responsables y culpables, a mi entender, de la situación actual. La falta de una asociación sólida que unifique los criterios para todas las empresas aplicadoras ha fomentado que trabajemos cada una por su lado. Todos trabajamos con los mismos fabricantes, disponemos de los mismos productos, pero actuamos por libre; por ejemplo, pongamos un local de venta directa de golosinas, en principio, necesitaría un contrato contra cucarachas y roedores, aunque también contra hormigas dependiendo de su entorno. Llega el momento de hacer el primer tratamiento y resulta que tras realizar la diagnosis, no detectamos ningún tipo de plaga; procederá colocar trampas bien de feromonas o alimenticias para la detección de cucarachas, y estaciones de desratización con placebo alimenticio para ratas y ratones; después habrá que concretar con el propietario o explotador de la actividad, un mantenimiento, para visitar con cierta regularidad sus instalaciones para comprobar que las plagas no han accedido; otra opción es, si el cliente no está dispuesto a pagar el incremento que supone el mantenimiento concertado, es formarle para que el mismo compruebe el monitoreo (trampas y estaciones de control) para que en el caso de que detecte actividad de plagas avise de inmediato y la Empresa de Control y Prevención de Plagas realice el tratamiento correspondiente. ¿Qué es lo que hacen muchas empresas? Tenga problemas o no el técnico aplicador debe realizar un tratamiento fuerte en las instalaciones para “prevenir” que si entran cucarachas o roedores se mueran. Porque claro, ¿cómo le explico al cliente que tiene que pagar el contrato por adelantado y sólo le coloco 4 cosas en 15 minutos? Es nuestra obligación informar al cliente que aplicar productos insecticidas y raticidas sin justificación aparte de poder ser un delito, es inútil, ya que cuando entre la plaga el producto habrá perdido total o parcialmente su eficiencia; así ni el cliente estará satisfecho, la empresa aplicadora habrá perdido dinero en tiempo y productos, y estaremos contaminando el medio ambiente. Quizás leído aquí se vea lógico (o no), pero la realidad es que actuaciones como la anterior acostumbra al cliente a que se apliquen productos de forma injustificada; ante la pregunta, ¿ha visto cucarachas o ratones en su local? Muchos clientes dicen, “no, pero le dices que me echen el producto más fuerte que tengáis y que más huela”. Está claro que algún aplicador anterior u otra empresa le ha malacostumbrado y él piensa que eso es lo que se tiene que hacer.
Éste es el trabajo que pienso que tenemos por delante, que no es poco. Y una cosa es segura, TODOS saldremos ganado.



Miguel Ángel Garrido Sánchez
Biólogo - PLAGISER