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lunes, 7 de marzo de 2011

DE VUELTA AL PALEOLÍTICO

La semana pasada, los cazadores empezaron a cazar jabalíes en el parque barcelonés de Collserola con arcos y flechas. El objetivo: reducir la colonia en las zonas urbanas cercanas, a las que llegan en busca del alimento. No hay datos sobre cuántas capturas se realizaron, pero la Generalitat las prohibió de inmediato por la alarma social que provocó y las protestas de los ecologistas entienden que esta caza produce una muerte lenta y agónica del animal. Las capturas se realizan ahora con trampas.
La conselleria d' Agricultura de Catalunya, antes de prohibir la medida del arco y las flechas, la había justificado argumentando que la caza deportiva era "insuficiente" y que los cuerpos de seguridad no tenían suficientes recursos. Pese a los esfuerzos de educar a la población para que no les dé alimento, los avistamientos se multiplicaron por cinco en 2010, al pasar, de los 109 de 2009, a 540.
Los jabalíes no son los únicos animales con los que tiene que lidiar la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Las palomas y las ratas, mucho más peligrosas, también forman parte del paisaje. El gobierno municipal explicó en comisión que la mejor manera de controlar la población de palomas era la "caza masiva y el exterminio" porque el resto de métodos no habían funcionado. Barcelona ya había experimentado con ultrasonidos, anticonceptivos y palomares, según la concejalía de Medio Ambiente. 

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